Esta es una receta que seguramente muchos de nosotros hemos probado alguna vez en algún restaurante o evento importante a la hora del desayuno acompañado de fruta fresca, miel o hasta queso cottage. Pero este delicioso y dulce antojo esconde un pasado sumamente sencillo ya que originalmente, era un plato de pobres. Algo que no es raro, ya que la mayoría de los platillos que valen la pena probar o volverse adictos a ellos tienen las mismas raíces, ya sea la ensalada cesar, el ratatouille y la mitad de nuestra tradicional cocina mexicana.
Lo importante aquí es mencionar que estas dulces rebanadas de pan empezaron siendo preparadas con pan de caja o principalmente bagget; los cuales se han endurecido demasiado como para que puedan seguir siendo consumido. Por lo cual; se remoja en una mezcla de huevo y leche para después freírlo.
A pesar de que el más conocido de todos estos pain perdu es dulce y con un delicado sabor a canela, también puede ser preparado salado con una variedad infinita de especias o quesos. Pero tal vez porque nuestra cocina es muy dulce o porque nosotros adoramos lo dulce, esta es la más aceptada y difundida, además de que es bastante fácil de preparar, mucho más que los hotcakes.
Lo único que hay que hacer es preparar una mezcla con medio litro de leche y dos huevos aproximadamente, no tiene que ser exactamente estas proporciones, también pueden probar agregando leche evaporada, quitar una yema para reducir el colesterol o hasta agregar un poco de azúcar para que doren mas cuando se frían.
Podemos cortar el pan blanco de caja en diagonal o sumergirlo entero en la mezcla para luego freírlo en una sartén con mantequilla derretida de la misma forma como lo hacemos para los hot cakes (es preferible usar una sartén de teflón para que no se peguen)
Después lo revolcaremos en azúcar con canela en polvo y los comeremos mientras aun estén calientes acompañados por un sinfín de cosas, desde miel y mermelada hasta queso cottage, fruta fresca o en almíbar.
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