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lunes, 26 de septiembre de 2011

Flan, otro regalo del huevo.

Siguiendo con todas las cualidades que pueden salir de dentro de un cascaron, la coagulación del huevo es una propiedad muy difícil de igualar con otros productos, en especial con esa textura que adquieren los platillos gracias a la proteína del huevo y solo gracias a ella. El mejor ejemplo para esto es comparar la consistencia de un flan de caja o comercial con uno hecho realmente a base de huevo. La textura es mucho más cremosa mientras que las marcas comerciales se asemejan más a una gelatina por las gomas.

Como dato curioso, la yema y la clara podrían tomarse por dos ingredientes completamente distintos que vienen en un solo empaque. Incluso tienen propiedades diferentes. Por ejemplo, la clara es mucho más útil como espumante y la yema como emulsionante; también en sus nutrimentos son diferentes ya que la clara contiene la mayor cantidad de proteínas y la yema de colesterol, así que no es extraño que coagulen a diferentes temperaturas o en diferentes tiempos.
Aunque esto no es necesariamente malo, en realidad, muchas preparaciones se benefician de estas diferencias, como son las cremas pasteleras, los pays dulces o salados, la tortilla española, etc. pero sin duda alguna el flan es el mejor ejemplo, ya que es una receta increíblemente fácil y muy versátil.

Para obtener un mejor resultado se deben ocupar  la mitad de yemas y la otra de huevos enteros, pero la cantidad de colesterol que habría en nuestro flan resultaría alarmante hasta para quien no tenga problemas con el colesterol, así que, es mejor empezar a cuidar esto cuando aun no se tienen problemas que enemistarse con los lípidos y no poder disfrutar de todas las cualidades del huevo y de todos los demás productos de procedencia animal después.

Por lo tanto, ocupando huevos enteros y tendrán que ser cinco piezas por cada medio litro de mezcla, que puede ser desde leche hasta una mezcla de zumo de frutas u otros saborizantes como café o vainilla, leche evaporada o condensada y hasta crema. No importa cuál sea nuestra selección, lo importante es tener solo medio litro en total y lo debemos de licuar junto con los huevos hasta que sea homogéneo.

No hay que olvidar el caramelo en el fondo del recipiente, o si les agrada mas pueden usar cajeta. Esto no cambiara el resultado final y es mucho más fácil colocar la cajeta que hacer el caramelo y manipularlo correctamente para no quemarlo o que cristalice antes de ser colocado en el molde.

El horno debe de estar precalentado a una temperatura media pero no podemos meterlo simplemente al horno ya que las yemas podrían recibir el brusco calor del horno y coagular por separado o quemarse, así que utilizamos el baño maría para distribuir correctamente el calor además de taparlo con papel aluminio tanto como para evitar que el agua entre en nuestro molde como para guardar un poco del vapor que se genere.

Tomara alrededor de media hora o cuarentaicinco minutos pero en realidad no soy muy creyente de tomarle el tiempo a las cosas así que lo mejor será destapar uno de los lados y checar la consistencia. Debe de empezar a coagular y hacerse firme, bastara con que al tocar la superficie nuestro dedo termine limpio y la superficie de nuestro flan siga lisa. Entonces podremos sacarlo y dejar que se enfrié.

Por ultimo debemos dejarlo en el refrigerador por al menos seis horas antes de voltearlo sobre una charola o plato y mantenerlo en refrigeración.

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