Para esta bebida caliente tan famosa, se utilizan frutas como manzana, piña y guayaba además de canela, pasitas, ciruelas pasas, tamarindo, Jamaica, etc. hay tantas recetas diferentes como cantidad de hogares, pero todas llevan la misa base de tejocotes.
Este pequeño fruto originario de algunos de los estados de México es fácil de encontrar entre los meses de octubre y enero; no es mayor a un limón, aproximadamente de unos tres centímetros de diámetro; con piel entre amarilla o naranja y con pecas negros como muestra la fotografía.
Así como su nombre lo indica (“Tejocote” que proveniente del Nahuatl: texocotl que significa fruta agria y silvestre) este fruto es muy duro, carnoso (algo seco) y con sabor amargo pero muy peculiar que vale la pena probar crudo; ya que es posible consumirlo de esta forma pero que en realidad es más común en jaleas, almíbar y principalmente para el ponche navideño.
Siendo un producto orgullosamente mexicano, es fresco y barato especialmente para el centro del país; además de que será fácil de almacenar durante meses en el refrigerador sin muchos cambios en su calidad y estará listo para el ponche después de hervirlo sin azucar por unos minutos hasta que esté suave.
Por su gran cantidad de pectina, le dará buena consistencia al ponche por lo que es importante utilizar el agua en que se hirvieron para la base, asi como pelar los tejocotes despues de hervirlos para mejor la apariencia y textura. Después de eso se agregara el resto de los ingredientes incluyendo el azúcar y se dejara hervir hasta que tenga el aroma característico del ponche.
Existen toques personales para mejorar su sabor, como agregar canela, concentrado de tamarindo o de Jamaica; todo dependerá del gusto personal y de los ingredientes disponibles.
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