El punto de ebullición es alrededor de los 100°C variando un poco por la presión y la sal que le agregamos al agua; ésta, la sal, es recomendable agregarla cuando está a punto de hervir por cuestión de tiempo pero para crear diferentes texturas en cada alimento y hasta hacer lucir las verduras mucho mas apetitosas hay que hervir de diferentes maneras cada producto y en diferentes tiempos, por más extraño que suene la idea de que hay muchas formas de hervir agua.
Básicamente hay dos opciones. La primera es poner el producto en el agua fría y después hervirlo, la segunda es hervir el agua para luego agregar el producto en ella, de cierta forma parecen ser detalles insignificantes pero pueden marcar la diferencia en muchos productos diferentes, como por ejemplo:
Al hervir la papa en agua caliente les dará una textura difícil de manejar y poco agradable mientras que hacerlo desde agua fría, que es la forma correcta de hacerlo con este producto en particular, ayudara a su consistencia debido principalmente al alto contenido de almidón. Algo muy similar ocurre con el pollo que al hervirlo desde el agua fría libera algunas impurezas y también grasa haciéndolo mucho más saludable.
Por otro lado, la mayoría de las verduras son demasiado delicadas para mantener sus propiedades intactas después de hervirlas desde el agua fría presentando un color verdoso poco apetitoso o tomando una consistencia que es desagradable al paladar. Así que para todas ellas utilizaremos el agua caliente en un método que se llama a la inglesa que consiste prácticamente en verter la verdura en agua hirviendo con sal y dejar cocer hasta el término que queramos darle
Para productos verdes como la calabaza, el brócoli, chicharos o ejotes podremos observar que después de unos segundos empiezan a adquirir un tono verde mucho más intenso que resulta sumamente llamativo para nuestras preparaciones; algunas personas para mantener este color intenso sumergen la verdura en agua helada a la mitad de la cocción y luego lo siguen cocinando en el agua caliente.
No todas las verduras necesitan el mismo tiempo de cocción, las papas y las zanahorias, por ejemplo, son productos que van a tardar mucho más en cocerse que las calabazas. Lo que podemos hacer para solucionar este problema es ir agregando las verduras conforme a su tiempo de cocción, recordando también que las papas deben de hervirse desde el agua fría.
Por último queda decir que la pasta también es un producto que queda mucho mejor si se agrega al agua cuando ya está caliente, sus propiedades y su textura mejorarán.
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